viernes, 22 de septiembre de 2023

Tema 1: Relaciones internacionales: el equilibrio europeo

 

En este apartado, es importante describir las relaciones internacionales en el Antiguo Régimen demostrando la idea de equilibrio europeo. Aquí tienes un breve texto que compara la convulsa situación del Siglo XVII y sus conflictos bélicos con el equilibrio europeo del siglo XVIII


 El siglo XVII un Siglo convulso

Al iniciarse el Siglo XVII, la monarquía de los Hagsburgo que reinaba en España y en Austria controlaba un gran imperio, en pugna constante con la monarquía francesa  de los Borbones. Por su parte el poderoso imperio germánico de los Hagsburgo sufría graves disputas por el conflicto entre católicos y protestantes.

En ese marco, Inglaterra intentaba estratégicamente que ningún imperio consiguiera la hegemonía en el continente europeo, llevando a cabo diferentes alianzas que le sirvieran a sus intereses, desde pactos con Portugal al Imperio Otomano, que rivalizaba con los europeos por el control de las rutas comerciales del mediterráneo.

La lucha por la hegemonía europea desencadenó la guerra de los treinta años (1618-1648). Este largo conflicto en el que se vieron implicados la mayor parte de los estados europeos provocó una grave crisis económica, que unida a frecuentes periodos de malas cosechas y hambrunas causó un elevado descenso demográfico.

La Paz de Westfalia (1648) supuso el fin de la guerra y el final de la hegemonía de los Hagsburgo. Pero la guerra continuó entre Francia y España hasta la firma del Tratado de los Pirineos (1659) por el que España perdía el Rosellón y parte de la Cerdaña, pasando a ser una potencia de segundo orden. En cambio, el rey francés se convertía en el monarca hegemónico de Europa ante el recelo del resto de las potencias, especialmente Inglaterra y las Provincias Unidas.

 El siglo XVIII: en busca del equilibrio europeo

En contraste con el periodo de guerra y hambrunas del S XVIII, el SXVII fue un periodo de recuperación y de crecimiento generalizado para los países europeos. Sin embargo, no estuvo exento de enfrentamientos por el control de las rutas comerciales, las colonias, y por la pugna por las áreas de influencia en la propia Europa. Estas discordias pusieron en dificultades el frágil equilibrio europeo.

Las relaciones internacionales estuvieron marcadas por dos factores: por un lado la mayor importancia de los intereses económicos, relacionados con los territorios coloniales y por otra parte continuó imponiéndose un sistema de alianzas cambiantes entre las diferentes dinastías reinantes, para evitar la hegemonía de una sola.

En este contexto la guerra de Sucesión Española se convirtió en un conflicto entre los Hagsburgo y los Borbones, con la intervención de Gran Bretaña para evitar la hegemonía de unos u otros.

La guerra de Sucesión finalizó con los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) que colocaron a los Borbones en el trono de España.



Gran Bretaña se convirtió en la nueva potencia hegemónica frente a la alianza entre Francia y España a través de los llamados pactos de familia. El bloque hispano-francés se enfrentaría al resto de potencias en numerosas ocasiones.

En este marco Prusia y Rusia surgieron como nuevas potencias modificando el equilibrio europeo, a la vez que el imperio otomano entraba en decadencia.


En la segunda mitad de la centuria se intensificaron las luchas por las posesiones coloniales. Las Provincias Unidas ocuparon territorios en Brasil y el Caribe. Gran Bretaña y Francia se enfrentaron por América del Norte, el caribe y la India en la guerra de los Siete Años cuyo resultado sirvió para consolidar a Gran Bretaña en su supremacía colonial.

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